Fotografías realizadas el día 30 de julio de 2020 por Antonio Domènech en Casas Altas, municipio perteneciente a la provincia de Valencia, en la comarca del Rincón de Ademuz. Comunidad Valenciana
La población cuenta con dos lavaderos públicos
Antonio nos comenta:
Bon día Juan, este es el lavadero de la Poza, en Casas Altas (Valencia). Se localiza en la calle Hondiguero. Construido en 1953, está cubierto a dos aguas, y cuenta con una escalera para su acceso”
Segundo lavadero:
“Bon día Juan, aquí tienes el segundo lavadero de Casas Altas (Valencia). Se localiza en la calle lavadero, junto al antiguo molino harinero. El lavadero está cubierto a dos aguas, es muy largo, rehabilitado, y el agua se la suministraba la acequia Madre, ahora llamada acequia de la Serna.
Junto al lavadero hay un cartel informativo con el siguiente texto:
LOS ESPACIOS COMUNES DEL AGUA
Los espacios comunes característicos de aldeas y pueblos en torno al agua son las fuentes, los abrevaderos y los lavaderos, tres elementos que aparecen frecuentemente relacionados entre sí. Las fuentes normalmente asociadas a los abrevaderos para el ganado, constituían el único suministro de agua para consumo básico humano y animal. Asociadas a ellas o gracias al paso de una acequia por la población, aparecen habitualmente los cobertizos de los lavaderos, un espacio común de trabajo vinculado tradicionalmente a la mujer, donde se empleaba el característico jabón de aceite o grasa (sebo, tocino rancio o grasa animal), muy utilizado en la comarca del Rincón de Ademuz.
Los lavaderos, cubiertos o no, constituían un lugar de reunión y tertulia entre las mujeres, que llevaban periódicamente la colad a la balsa, arrodilladas en el borde del agua y amparo frecuente de un cobertizo de madera y muros que resguardaban del viento, las mujeres realizaban la colada.
LAVADERO PÚBLICO
En la población de Casas Altas existe otro lavadero, el lavadero de La Poza, también situado dentro del casco urbano. Este lavadero es el más antiguo y fue erigido en el siglo XIX, mientras que el lavadero de La Poza se levantó en época de la República.
Este lavadero está situado en la bajada del molino harinero construido en Casas Altas tras un largo litigio entre diversos vecinos del pueblo y de la comarca por el aprovechamiento de las aguas de la Acequia Madre que, proveniente de Ademuz, regaba numerosas huertas del termino en su trayecto hasta Casas Altas y que además había de mover el molino.
La acequia de la Serna, como se conoce actualmente, aparece a cielo abierto después de pasar por este lavadero y se precipita por un cubo hacia el interior del Molino harinero.
Hoy en día este lavadero constituye una excelente muestra de arquitectura popular rehabilitada con mucho acierto.
LA FABRICACIÓN DEL JABÓN
La producción del jabón era una actividad directamente relacionada con los lavaderos. En la comarca del Rincón, se ha venido usando tradicionalmente el jabón de aceite, sebo, tocino rancio o grasa animal. Este jabón se producía artesanalmente en casa y, en muchos casos, se sigue fabricando y empleando solo este jabón, tanto para la ropa como para uso personal.
Los ingredientes para la confección de este jabón son sosa cáustica, agua y grasa o aceite. Las proporciones de una “amasada” de jabón podían ser, aproximadamente, de un kilogramo de sosa cáustica (en escamas como en polvo), seis litros de agua y seis litros de aceite o grasa. El aceite provenía, bien de las almazaras, bien del reciclado del aceite de fritura. Se mezclaban el aceite, el agua y la sosa cáustica en un caldero o en un recipiente de cerámica esmaltado, removiendo durante una hora aproximadamente bajo el fuego hasta que se espesaba la mezcla. Esta mezcla espesa se vertía dentro de un cajón de madera recubierto de trapos, que se tapaba con otro trapo y se dejaba enfriar.
Antes que se endureciera del todo, se extraía la masa del cajón y se procedía a cortar las pastillas en un formato de uso doméstico con un cuchillo o alambre. Con el tiempo se fueron introduciendo algunas variantes en este proceso, como el añadido de un poco de jabón comercial en la mezcla inicial para blanquear la masa resultante, o la incorporación de polvos de talco en la mezcla para acelerar el proceso de secado. Asimismo, dado que la sosa cáustica terminaba por atacar el esmalte de los recipientes de cerámica, se fueron sustituyendo éstos por palanganas de zing.
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