Una vecina me comenta que en Barqueros nunca existió un lavadero. Las mujeres que necesitaban lavar una gran cantidad de ropa solían desplazarse hasta el lavadero de Fuente Librilla, que se encuentra a unos siete kilómetros de distancia. Además, me explicó que cuando tenían solo algunas prendas para lavar, solían acercarse al Charco Moñigo o al Pozo de la Vereda. Aunque no eran lavaderos en sí, se podía realizar el lavado junto a ellos.
Charco Moñigo
Situado aproximadamente a seiscientos metros antes de llegar a la localidad en la ruta de Alcantarilla a Barqueros, cuenta con un manantial que se aprovecha para dar de beber al ganado. El excedente de agua fluye a través de una pequeña acequia destinada al riego de pequeñas huertas cercanas. En las inmediaciones, hay una zona de picnic con mesas y bancos metálicos. Lamentablemente, este conjunto se halla en un estado de completo abandono.
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