viernes, 18 de abril de 2014

Lavanderas en la calle Decroly

LAS LAVANDERAS EN LA CALLE DECROLY (Montevideo)

Relatos es una nueva sección dónde progresivamente se irán encontrando crónicas y memorias sobre el origen del barrio a cargo de viejos vecinos de Malvín. Para el caso la llegada de las lavanderas y la conformación de las primeras familias es un referente fundacional ineludible que marca una esencia del espíritu malvininense.



Relato de: Justiniano García (Justo)
El siglo XX estaba comenzando y con el también nacía Malvín, uno de los barrios más entrañables de Montevideo. Apenas algunos pocos pescadores vivían en la zona para esa época. Grandes arenales se mezclaban con buenas tierras para viñedos y plantaciones, mientras que el Río de la Plata regaba día a día sus orillas. La isla de “Las Gaviotas” contemplaba al barrio cerca de la costa. Ella misma sería la referencia para las lavanderas que, poco a poco, abandonarían “Los Pocitos” y probarían suerte más al este. Bien enfrente de la isla hay buenas lagunas de agua dulce para lavar se rumoreaba por esos tiempos.

Fue así que las lavanderas comenzaron a darle forma a la creciente comunidad. Para ese entonces Malvín se movía lento, el mayor ajetreo se daba en los meses de verano cuando los turistas se mezclaban con los pescadores de la zona en busca de un baño refrescante.

Un par de veces a la semana, las lavanderas se trasladaban a la Ciudad Vieja con sus ropas, lavadas y planchadas, y regresaban con una buena carga que tendría igual destino. Este tránsito, cuentan, fue muy significativo para el barrio que poco a poco iba asentándose como tal.

La laguna tan rica y codiciada se fue secando y las lavanderas debieron construirse piletas y aljibes para continuar con su trabajo. Para ese entonces, sus hijos corrían y jugaban en playa y el barrio iba tomando fuerza. Entre las primeras familias de lavanderas se recuerdan a los Trías, a los Bañasco, a los Colombo y a los Torterolo que con el trascurrir de los años, permanecerán arraigados al barrio.

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