Fotografías tomadas por Alfonso Martínez el 15 de agosto de 2025 en San Martín de Valdelomar, pedanía del municipio de Valderredible, en la comarca de Campoo. Comunidad autónoma de Cantabria
Texto que se puede leer en el cartel de información que hay junto al lavadero:
LAVADERO DE SAN MARTÍN DE VALDELOMARLos lavaderos públicos de Valderrible, construidos en su mayoría en el siglo XIX y principios del XX, fueron mucho más que un lugar donde lavar la ropa. Se convirtieron en una especie de punto de encuentro, ya que era el lugar de reunión de las mujeres del pueblo, donde se comentaba cualquier acontecimiento que ocurría en el mismo, se compartían preocupaciones y en donde la vida cotidiana se convertía en conciencia de grupo.Los lavaderos estaban construidos al aire libre alimentados por una corriente de agua procedente de una fuente, acequia, balsa, regato o río. En torno a él se congregaban cada tarde decenas de mujeres que acudían cargadas con cestas y calderos a lavar la ropa, llevando consigo el jabón, la ropa sucia y el raspador.Con la llegada de la lavadora, los lavaderos pasaron al olvido en su dimensión funcional, pero nadie duda de que fueron verdaderos centros de socialización del mundo rural.En Valderredible se conservan numerosos lavaderos repartidos a lo largo de todo el Valle. El Ayuntamiento de Valderredible y las juntas vecinales de nuestros pueblos son conscientes del valor patrimonial e inmaterial de estos espacios y están realizando un esfuerzo importante para mantener este discreto legado arquitectónico en buen estado. Porque recuperar estos lavaderos significa recuperar las señas de identidad del grupo humano que les dio sentido
LA PILAConstructiva y funcional lo determinante de un lavadero es la pila, que recibe nombres muy variados: poza, pilón, pileta, cocino, balsa… según las zonas geográficas.Estas pueden estar ubicadas a la cota del suelo o elevadas sobre el terreno. Las pilas a cota del suelo obligaban a que el lavado se hiciera con el cuerpo en posición agachada o arrodillada, postura incomoda y cansada, de ahí que la elevación de las pozas significase una mejora sustancial de la higiene postural de las personas, mujeres, que lavaban y una mayor efectividad en la tarea como muestra el lavadero de San Martín de Valdelomar.El elemento singular que poseen las pilas son los refregaderos, la piedra de lavar propiamente dicha, planos inclinados que se materializan en una piedra sobre la que se manipula la ropa.
LA CIRCULACIÓN DEL AGUAEl depósito recibe caudal de alguna fuente de agua, por lo general un afloramiento de manantial, pero también puede ser alimentado por un curso de agua superficial.Es frecuente que el caudal llegue al lavadero en último lugar, después de pasar por la fuente y el abrevadero. Es la situación más común entre los lavaderos más antiguos, el lavado de la ropa ensuciaba el agua y esta ya no podía der consumida por personas ni animales y por eso este era el último uso del ciclo.
CONSTRUCCIONES PARA PROTEGER LA PILA Y EL ESPACIO DE LAVADOEl recinto del lavadero, la pila y el espacio en torno a ella generado, podía protegerse de varias maneras, la más frecuente mediante la cubrición del conjunto. No es posible precisar con exactitud en qué momento de cubren los lavaderos ya existentes, pero no parece ser antes de las dos primeras décadas del siglo XX.En cambio, los construidos a partir de los años cuarenta ya se proyectaban y ejecutaban con cubierta, al menos en algunas zonas de Cantabria.Cubrirse era sólo un modo de proteger el lavadero, pero se han registrado otros, como este de San Martín de Valdelomar, que se rodean de un muro de mayor o menor altura que permitía el resguardo de los vientos dominantes y también de los animales que acudían al abrevadero contiguo.
LAVADERO DE SAN MARTÍN DE VALDELOMAREl lavadero de San Martín de Valdelomar (año 1914) forma parte de un conjunto hidráulico: fuente, cuatro abrevaderos y lavadero en disposición lineal.La pila es de planta octagonal y está rodeada de un muro de mampostería de 1,70 m de altura que conforma un recinto al que se accede mediante un vano en un lateral.La disposición del muro resguarda del ganado y de los vientos dominantes, pero no de la lluvia por desgracia infrecuente en esta zona.
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