domingo, 24 de agosto de 2025

Lavadero de Guyame

lavadero-publico-guyame
El lavaderu de Guyame, donde fue identificado el vecino por lavar una alfombra.
Esta entrada nace a raíz de una noticia que me apareció hace unos días en las redes sociales. Me resultó tan «kafkiana» que no pude resistirme a compartirla aquí. Os dejo el texto, la fotografía y el enlace al archivo original. Espero que os sorprenda tanto como a mí cuando la descubrí.
Yo aún sigo preguntándome si esto es realidad o un mal chiste… ¿qué pensáis vosotros? Venga, no os cortéis: dejadme vuestro comentario y hagamos un pequeño “club kafkiano” aquí mismo.
Tensión en el lavaderu y polémica rural en Llanera: identificado un vecino por lavar su alfombra con jabón chimbo

Polémica rural por el lavado de una alfombra en un pilón de Llanera

Carlos Fernández 21 AGO 2025 21:53 Actualizada 22 AGO 2025 11:54

Guyame es una aldeína soleyera de Llanera, a dos kilómetros mal contados de la capital del concejo, Posada. Está orientada al sur, lo que es gran ventaja en nuestro Principado norteño, y mirando desde ella hacia ese viento se disfruta de una vega arbolada rematada por la Sierra del Naranco. Una preciosidad de vista.

El lavadero de la polémica

Pero además de todas estas cosas tan guapas, Guyame tiene lavadero. Un lavadero de verdad, antiguo, con buenas losas de piedra, estructura estupenda de madera -recientemente recuperada- con cubierta de teja, y el caño de la fuente al lado, pero independiente, como debe ser.

No se sabe desde cuándo, mínimo la Edad Media, las mujeres de Guyame iban allí a las tres funciones del local: lavar la ropa, centralita de comunicaciones, y sala de despiece, aunque la llegada de la radio, el teléfono y las lavadoras redujeron a la mínima expresión el uso de siempre.

Días atrás un vecino de Guyame se acercó al lavadero con una alfombra de su casa. Las grandes losas eran ideales para enjabonarla. Pero cuando estaba en medio de la labor, llegó la policía. Una pareja de municipales en el sentido paritario de la palabra: hombre y mujer

Tras el saludo correspondiente, de forma educada le comunicaron que habían recibido el aviso de que alguien estaba lavando con jabón en el lavadero.

El señor paró de cepillar, se sintió algo desorientado unos instantes, y respondió sorprendido que aquella instalación efectivamente se trataba de un lavadero, público además, que existía desde tiempo inmemorial para la función de lavar, que estaba en uso precisamente por haber sido restaurado por el Ayuntamiento pocos años atrás y que el modo de lavar que él conocía era con agua y jabón

Uno de los agentes, con maneras correctas, le respondió que debido a esa acción estaba contaminando con productos químicos el agua de la pila, que desaguaba en un reguero.

Aclaró el lugareño que estaba usando lo que habían utilizado su madre, su abuela, y sabe Dios cuantas generaciones desde antaño: la pastilla de jabón chimbo de toda la vida, agua y cepillo, nada más. Si el jabón contaminaba, la sociedad estaba perdida, pues se trataba de un producto que usaba diariamente todo el mundo, menos los que no se lavaban, que alguno habría.

Los municipales, aunque manteniendo las formas, no recibieron de buen grado aquel razonamiento, y el hombre ya se veía con su alfombra chorreante, los dos, metidos en la furgoneta del Ayuntamiento, camino del cuartelillo.

El otro policía amplió la información: "Además, esto no es solo un lavadero, también es una fuente pública".

El hombre del cepillo respondió que era cierto, pero lavadero y fuente estaban separados. Quien usase el lavadero no podía contaminar la fuente, aunque en aquel caso no parecía tener mucha relevancia, dado que al lado del caño de la fuente aparecía una placa con el escudo del Ayuntamiento, además y el aviso "Agua sin garantía sanitaria".

"Pero el agua con jabón que usted está generando va al arroyo, y de ahí al Nora" -aclaró uno de los agentes.

El vecino alegó que era imposible contaminar más el Nora; no se le veía el fondo dada la opacidad del agua, no había fauna piscícola, a veces los olores eran antológicos, prueba todo ello del funcionamiento imperfecto de la gran estación depuradora de aguas arriba, asunto de general conocimiento. Por otra parte entendía que si el agua de aquel lavadero tenía que derivarse a una depuradora pero no lo hacía, parecía más lógico que los agentes se dirigiesen al propio Ayuntamiento, que era el suyo, o a la Confederación Hidrográfica, o a la Consejería del ramo como entidades responsables del incumplimiento, y no al vecino que había ido a lavar la alfombra al lavadero del pueblo, lugar en el que por cierto no aparecía ninguna indicación relativa a la imposibilidad de lavar, aunque entendía que no apareciese, pues ello generaría regocijo popular y posiblemente inaceptable pitorreo dirigido al Ilustrísimo Señor. Alcalde y demás autoridades municipales, porque ya se sabe que la gente es jaranera e irresponsable y aprovecha cualquier cosa para la rechifla.

El hombre, sin disminuir su perplejidad, aunque controlando, se interesó de forma insistente en base a qué ley, decreto, ordenanza, o lo que fuera actuaban, cuestión a la que el dúo policial no supo responder, limitándose a exponer que los habían llamado avisando que en el lavadero se estaba lavando.

Tras proceder a la identificación del penitente por parte del policía varón -DNI, domicilio actual, teléfono, todo eso-, y hacerle fotos a la pastilla de jabón y la alfombra -la policía mujer-, la pareja de municipales se retiró. El vecino de Guyame acabó de lavar y con el cuerpo del delito, la alfombra y la pastilla de chimbo, se fue a su casa. A día de hoy no sabe cómo acabará la cosa.

Síguenos por email

2 comentarios: