domingo, 11 de enero de 2015

Lavadero público de Fuente del Concejo

El lavadero, también conocido como de San Pedro, por estar en la Plaza del mismo nombre fue construido en 1923 por el arquitecto Aníbal González, y financiado por los Marqueses de Aracena. 

El lavadero aprovecha uno de los manantiales de la Gruta de las Maravillas que le suministra el agua y su conjunto está formado por el propio lavadero, una pequeña fuente y un abrevadero.



Lavadero público construido sobre una combinación de piedra y ladrillo, como es característico en las construcciones modernistas. El lavadero se encuentra enclavado en uno de los laterales de la plaza de San Pedro con una fuerte pendiente, lo que le da un carácter bastante resguardado, hecho que se refuerza con los muros que rodean al lavadero. Desde la parte más alta de la plaza se puede acceder al lavadero a través de unas escaleras (hay dos posibles acceso desde esta zona donde se encuentra la fuente que suministra el agua al pilar y al lavadero). Desde la parte inferior de la plaza se puede entrar al lavadero a través de uno de los muros laterales que permanece abierto en su último tramo, permitiendo el acceso directamente desde la calle.

Elementos sustentantes: los muros que rodean al edificio hay un predominio de la piedra que se encuentra intercalada con hileras de ladrillo; la construcción que cubre el lavadero se sustenta en ocho pilares (cuatro a cada lado) realizados en ladrillo.

Elementos sostenidos: la cubierta y la armadura del lavadero han sido realizadas en madera.

El suelo acotado por los muros que rodean al lavadero se encuentra empedrado, al igual que las escaleras de acceso al mismo.

El carácter monumental del edificio procura combinar el carácter meramente funcional del lavadero con una finalidad claramente ornamental. Destaca un vistoso cuadro cerámico que representa una Virgen con un niño, de tipo bizantino. Hay otro cuadro cerámico en uno de los laterales en los que se recoge el nombre de los que financian la obra y el encargado de la obra. Cabe destacar, también, una pequeña fuente que se encuentra en uno de los laterales del muro, así como las lievas que distribuyen el agua sobrante del lavadero por las huertas del entorno.

Es uno de los lavaderos más monumentales de la zona, claramente influenciado por las corrientes arquitectónicas del momento. Sin embargo, su concepción es netamente tradicional, en la distribución de los espacios del agua.

Datos históricos 

A. Diaz Zamorano señala de esta construcción, en relación al conjunto de la obra de Anibal González, lo siguiente: "En cuanto a los aspectos formales se observa también una tendencia a la disminución ornamental. Un fenómeno

evolutivo que experimenta Anibal González durante toda su producción y se acentúa, como ya hemos mencionado, durante los últimos años de la misma. Como en otros de sus trabajos para Aracena, constatamos en el lavadero un progresivo abandono de los motivos superfluos, desde los primeros bocetos salpicados de citas historicistas, con sus coronamientos barrocos y el recurrente rosetón-óculo de uno de sus frentes(...), hasta la depuración casi geométrica de la obra real, donde solamente un vistoso cuadro cerámico, sustentado por un frontis de ladrillo con remate triangular, parece devolver al edificio una parte de su antiguo espíritu propagandístico" (pag.109.op.citada).

Visto en: iaph


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Actualizado en agosto de 2016





Fotografías realizadas por Mónica Gremels el día 10 de agosto de 2016

Fuente Concejo. Lavaderos. Monumento financiado por los Excmos. Sres. D. Francisco Javier Sánchez-Dalp y Calonge y su esposa Dª Ana Marañón Lavín, Marqueses de Aracena, y donado al pueblo de Aracena el 16 de febrero de 1927 La datación del proyecto y el inicio de las obras se sitúan en 1921, siendo su inauguración en 1926. El fundamento técnico de las pilas del edificio ya había sido resuelto por la tradición con lo cual el desafío al que se tuvo que enfrentar en este caso el autor no fue demasiado grande. En el edificio subsisten los elementos estrictamente necesarios para sustentar la estructura. El desigual tratamiento de la solería entre la zona cubierta y la descubierta, y la edificación de un muro abierto que contornea el perímetro del conjunto sin bloquearlo contribuyen a reforzar la sensación de ambivalencia espacial. Cuenta el proyecto con tres accesos, dos prolongadas escalinatas divididas ambas en dos tramos y dispuestas en el mismo flanco pero en sentido contrario facilitan el ingreso desde la zona más elevada. La tercera entrada se encuentra en el extremo inferior del conjunto, que en realidad no es más que un corte brusco, casi espontáneo de uno de esos ángulos inferiores. Se observa en este caso una tendencia a la disminución ornamental. Solamente cuenta con un vistoso cuadro cerámico sustentado por un frontis de ladrillo con remate triangular. Permanecen sin embrago constantes la combinación piedra-ladrillo y la cubrición mediante armadura de madera protegida por tejado a cuatro aguas. El edificio, utilizado hasta los años 70 para el fin que se creó, es decir como lavadero donde las mujeres de Aracena iban a hacer la colada, ha perdido su primitiva funcionalidad y se muestra como un atractivo turístico más. (Texto extraído de: aracena)


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