lunes, 8 de septiembre de 2014

Lavar en Grisaleña (Burgos)

El siguiente texto ha sido enviado por Beatriz Díaz

Lavar en Grisaleña (Burgos)

"Recuerdo con cierta nostalgia cuando íbamos con un animal cargado de ropa sucia a lavarla en los lavaderos que había en la fuente. Porque no sólo se iba a por agua, sino también a lavar la colada, estando hasta la puesta del sol y malcomiendo un bocadillo.

Había que hacerlo todas las semanas, pero una vez al año se hacía una colada especial. Eran las sábanas, hechas de lino sembrado en las propias fincas e hilado por las abuelas del lugar. Éstas requerían un lavado especial que consistía en enjabonarlas bien y aclararlas con agua caliente de lluvia dentro de una canasta grande donde pudieran caber las sábanas sucias de todo el año. Echando jabón y agua caliente con cenizas de leña quemada, las manteníamos en remojo un día entero. (...)

Al día siguiente se sacan las sábanas y se extienden al sol en una campa con hierba, regándolas con agua de lluvia que previamente fue recogida con los canalones que recorren los tejados. Ese agua dura todo el año y se guarda en grandes tinajas de barro, siendo buena para todo, en especial para cocer legumbres*. Cuando hayan estado varias horas se recogen y se llevan en un burro a aclarar a la fuente.

Años más tarde por fin metieron el agua en las casas; fue hacia el año 1968 (...)

* Es decir, ese agua es más fina o menos alcalina que el agua de la fuente.

Referido a Grisaleña, Burgos, por Eusebi Ruiz, nacida en la posguerra. Tomado de:

Eusebi Ruiz. Memorias; una vida en primera persona. Ediciones Beta. Bilbao, 2012 (17-18).

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