Fotografías tomadas en Santa María de Valverde, localidad del municipio de Valderredible, en la comarca de Campoo-Los Valles. Comunidad autónoma de Cantabria
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Joseba nos comenta:
Hoy, 15-05-2025, he recibido varias fotos del lavadero Santa María de Valverde (Cantabria), perteneciente a Valderredible.
Texto que podemos leer en el cartel informativo que hay junto al lavadero:
EL LAVADERO. SANTA MARÍA DE VALVERDEUno de los elementos fundamentales de la vida social en las comunidades rurales era, sin lugar a dudas. Las pozas de lavar y lavaderos. Hoy en día, estos espacios se encuentran en desuso y a menudo abandonados, pero en su momento desempeñaron un papel crucial. Cada día, al menos dos o tres mujeres, acompañadas por varias niñas, se congregaban en estos lugares para lavar la ropa. Con el tiempo, estas pozas dieron paso a los lavaderos públicos, estructuras generalmente al aire libre, aunque algunas contaban con cerramientos laterales y techos que brindaban protección contra las inclemencias meteorológicas.Un ejemplo significativo es el lavadero de Santa María de Valverde, cuya pila se construyó aprovechando la pendiente natural creada por un arroyo y la poza resultante. Esta pila, de forma octogonal, consta de un único depósito y está equipada con refregaderos elevados e inclinados hacia el interior de la cubeta, sobre los cuales se frotaba la ropa. Este diseño, con el murete elevado, representaba el único método conocido para aliviar el dolor de espalda de las mujeres, quienes pasaban largas horas arrodilladas lavando la ropa de sus familias.Las condiciones de trabajo eran especialmente crudas durante el invierno, cuando se formaba una capa de hielo en las orillas del arroyo que debía romperse antes de comenzar la tarea de lavado.LOS ELEMENTOS Y EL PROCESO DE LAVADOLas mujeres se preparaban para la ardua tarea del lavado colocándose un rodete sobre la cabeza, sobre el cual equilibraban un balde cargado de ropa sucia transportándolo al arroyo al lavadero. Además, llevaban consigo un cajón, que contenía un cojín o trapo para proteger sus rodillas del agua, y una tabla de madera plana con relieves o corrugaciones en su superficie, utilizada para frotar la ropa.El proceso de lavado comenzaba con la inmersión de la ropa en el agua, seguida del enjabonado con casetones de jabón. La ropa se frotaba vigorosamente contra la tabla o una piedra, en una acción conocida como entresaca, que consistía en frotar con fuerza hasta eliminar la suciedad. Algunas prendas, particularmente las de trabajo, requerían un lavado más intenso y debían golpearla con una pala para desprender la suciedad más resistente y adherida. Después de esta primera fase, la ropa se aclaraba y se enjabonaba nuevamente para obtener una mayor limpieza y suavidad. Posteriormente, se aclaraba de nuevo y se dejaba secar al sol, ya fuera extendida sobre la hierba o colgada entre árboles en cuerdas especialmente dispuestas para este propósito.Un elemento esencial en este proceso era el jabón, que se elabora en casa utilizando sosa y sebo o grasa sobrante o rancia. La grasa se calentaba en agua y se removía constantemente mientras se añadía la sosa cáustica poco a poco. Una vez que se obtenía una masa espesa, se dejaba secar en un molde, tras lo cual se cortaba en porciones, una vez solidificada.Este detallado proceso no solo ilustra las técnicas tradicionales de lavado, sino también la capacidad de adaptación y habilidad de las mujeres en el manejo de los recursos disponibles para mantener la higiene y el bienestar de sus hogares.Aunque las primeras lavadoras comenzaron a comercializarse tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, no fue hasta la década de 1960 que este aparato moderno se generalizó en los hogares. El primer gran adelanto en las viviendas fue la incorporación del agua corriente, seguida de la electricidad, y finalmente, en los hogares más acomodados, la adquisición de una lavadora.La introducción de estos electrodomésticos representó un avance significativo en la calidad de vida de las familias, especialmente para las mujeres. La lavadora permitió liberar a las mujeres de una de las tareas domésticas más arduas y demandantes. Este dispositivo no solo facilitó el proceso de limpieza de la ropa, sino que también permitió ahorrar tiempo y reducir el desgaste físico asociado al lavado manual.
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