Fotografías realizadas el día 22 de diciembre de 2022 por Antonio Domènech en Abengibre, municipio perteneciente a la provincia de Albacete. Comunidad autónoma de Castilla-La Mancha
Lavadero viejo
Antonio nos comenta:
“Bon día, Juan. Aquí tienes el primer lavadero de Abengibre (Albacete), construido en 1926. Este lavadero cuenta con un diseño atractivo, caracterizado por su techo a cuatro aguas, y está compuesto por dos filas de doce losas cada una. Se trata de un lugar de gran interés histórico y arquitectónico que ha sido parte fundamental de la vida de la comunidad durante décadas"
El siguiente texto es de Abengibre
Lavadero viejo
Uno de los pocos ejemplos de lavaderos públicos antiguos que se conservan en la provincia y un modelo de este tipo de construcción popular
Un poco de historia
Fue construido en 1926, siendo alcalde don Miguel Pérez Vergara, bajo dirección del maestro de obras don Jesualdo Masía y los obreros Francisco Martínez y Desiderio Cuenca; y utilizado hasta los años 60, en que las necesidades forzaron la construcción de un nuevo lavadero, más grande y abierto, que condujo a su total abandono cerca de 1967 y su uso como mero almacén.
Aunque hace unos años fue rehabilitado para volver a usarlo, las pilas no se ajustaron a las necesidades de las lavanderas, de modo que ha vuelto a quedar en desuso. Me reservo los comentarios sobre cómo han «remodelado» su interior. Pero bueno, al menos están abiertos sus arcos y conservada su techumbre.
Bajo los manantiales de la Cueva de la Chaparra
Situado a las afueras del pueblo, concretamente entre el camino de los Huertos Secos y la Carretera de Albacete, el lavadero viejo está emplazado a los pies de un cerro que favorece que las aguas de los dos manantiales de la Cueva de la Chaparra fluyan de manera natural, sin necesidad mecánica, hasta el conducto de agua del lavadero.
Su construcción
La construcción, que encaja perfectamente en la orografía del terreno, es de planta rectangular, de 17 metros de largo por 8 de ancho y unos 3 de altura, orientado en un eje norte-sur para aprovechar mejor la luz y el calor.
Se alza sobre un pequeño basamento que ayuda a nivelar la pendiente del terreno y, para reforzar la estructura, tanto los muros como los arcos descansan en un zócalo de piedra algo más sobresaliente que el resto. La cubierta es a cuatro aguas, realizada con una sencilla armadura de madera y cañas que soporta la típica teja curva, de origen árabe, utilizada en la arquitectura tradicional.
Por su parte, los muros están construidos con tapial, que se encala interior y exteriormente para cumplir dos funciones primordiales: en el exterior impide que las lluvias desmenucen el muro hecho principalmente de tierra, paja y pequeñas piedras; mientras que dentro supone una medida de higiene y limpieza. El muro del fondo se apoya casi en su totalidad sobre el cerro y sus laterales están cerrados, a excepción de unos pequeños vanos en los muros laterales, a modo de óculos, que sirven para iluminar y airear el interior; quedando sólo abierta la fachada.
Tres arcos de medio punto y tres pilas
La fachada queda abierta al exterior por medio de tres arcos de medio punto, bordeados por una decoración geométrica, que se repite también en las esquinas redondeadas de los muros, intentando imitar los remates de sillería de construcciones más ricas. Esta decoración encuentra continuación en el remate superior de los muros, donde aparece una banda corrida con relieves de rombos y rectángulos alternos, rompiendo así la sobria monotonía del edificio.
Constaba de tres pilas de piedra, dos de ellas de dos metros de ancho por cinco y medio de largo, y otra pila de dos metros de ancho por cuatro de largo. Sobre cada una ellas existían unos carteles en los que rezaba el uso para el que estaban hechas: «Pila para aclarar», «Pila para ropa blanca» y «Pila para ropa de color», un orden que favorecía el mejor aprovechamiento de agua e impedía que las aguas sucias se mezclasen con las limpias.
Igual que puede verse en el lavadero nuevo, las pilas también estaban un tanto inclinadas, de manera que por pura gravedad, el agua fluyera de una pila a otra y de ahí al desagüe que dirige las aguas sobrantes a una balsa, conocida como «Balsa de Don Juan».
Las Fuentes del Pilar y de los 6 Chorros
Por último, destacar la preciosa fuente que estaba al lado del lavadero, la llamada «Fuente del Pilar», un pilón redondo de unos 3 metros de diámetro que se surtía de la misma agua de la Cueva de la Chaparra, que hacía las veces de abrevadero para las caballerías.
En sus inmediaciones también estaba la «Fuente de los 6 chorros» en la que los abengibreños recogían agua en cántaros antes de que existiese el agua corriente en las casas, y de la que es réplica la actual fuente situada entre los dos lavaderos. Según una descripción de Tomás López (1786) «esta agua es muy delgada y especial y sumamente limpia para nacer en las mismas peñas, además es muy saludable para los baños, como agua medicinal, como bebida y para lavar».
Lavadero nuevo
Antonio nos comenta:
"Junto al primer lavadero de Abengibre (Albacete), hacia la izquierda, se encuentra el segundo lavadero, que también es de gran interés histórico y arquitectónico. Entre ambos lavaderos se encuentra la fuente del Pilar, con seis caños. Este segundo lavadero cuenta con un diseño de techo a dos aguas y dos filas de catorce losas cada una. A la izquierda del lavadero se encuentra una fuente sin grifos. Desde la ubicación del primer lavadero, es posible apreciar ambos lavaderos y la fuente del Pilar en el centro, lo que hace que este lugar sea una verdadera joya arquitectónica e histórica para la comunidad de Abengibre."
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